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Síntesis del Informe de Templos Católicos dañados en septiembre de 2017

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La Secretaria General de la Conferencia del Episcopado a través del Observatorio Nacional, emprendió la investigación para documentar el daño a los templos católicos que fueron dañados en el mes de septiembre del año 2017, a consecuencia de los sismos y de  fenómenos climáticos.

Luego de 4 meses de la investigación que requirió de un trabajo colaborativo e intercambio de información, tanto de las Diócesis afectadas, como de diferentes órganos del gobierno, es posible presentar el siguiente Informe de Templos Católicos dañados en septiembre de 2017.

Este trabajo tiene dos propósitos, el primero, brindar información del número de los templos, también entendidos como inmuebles históricos y no históricos, de la Iglesia Católica en México, que sufrieron algún nivel de daño, a causa de los fenómenos ya enunciados. Y el segundo, suscitar la reflexión en torno a la importancia de los templos en la vida de los mexicanos y las repercusiones que conlleva su daño o destrucción. 

Para cumplir con estos objetivos fue necesario construir una metodología para la recolección de datos que resultara coherente con los fines perseguidos, misma que incorporó entrevistas, e inspección de inventarios existentes tanto de la Iglesia como de otras instituciones (anuarios estadísticos, compendio de datos por Diócesis, entre otros). Y fue a través de un cuadro estadístico que se llevó a cabo la cuantificación y catalogación de los templos dañados.

El cuadro contó con tres agrupamientos de datos denominados “segmentos”.  El primero consideró la ubicación Geográfica; el segundo la identificación y clasificación del inmueble afectado, para conocer si el tipo de inmueble era histórico o no histórico, y además para identificar la función del inmueble; y el tercero fue una evaluación del daño. También se realizó la búsqueda de responsables directos, para obtener información específica del inmueble. 

Con la información organizada y sistematizada estos son los resultados: 

Hasta enero de 2018, se lograron contabilizar 1850 templos católicos dañados, entendiendo por ello, los siguientes ocho tipos de inmuebles: catedral, basílica, parroquia y/o iglesia, santuario, capilla, convento, ex convento, espacios de formación como seminario, oficinas parroquiales, casas parroquiales. La segmentación deriva de las necesidades y del uso que  la comunidad de fieles y pastores llevan a cabo en dichos espacios físicos. 

Estos templos dañados afectaron a 26 de las 95 Diócesis, lo que representa un 27%: Las Arquidiócesis de Puebla, Antequera Oaxaca, México, Tuxtla Gutiérrez, Xalapa; las Diócesis de Cuernavaca, Huajuapan de León, Tlaxcala, Tabasco, Tenancingo, Tehuantepec, Chilpancingo-Chilapa, Tehuacán, Toluca, Valle de Chalco, Tlapa, San Cristóbal de las Casas, Texcoco, Ecatepec, Orizaba, Tapachula, Córdova, Tabasco, Veracruz, Nezahualcoyotl y Prelatura de Mixes.   

En consecuencia, hub daños en 7 de las 18 Provincias Eclesiásticas que hay en nuestro País, es decir el 38%. Estas provincias son: Tlanepantla, Puebla, Acapulco, Antequera Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez, México, Yucatán y Xalapa. 

Con los datos obtenidos se contabilizó daño a 17 catedrales; 4 basílicas; 44 Santuarios; 76 Conventos y Ex Conventos; 226 capillas; 31 oficinas y/o casas parroquiales; 11 Espacios de Formación como Seminarios; 1411 parroquias y 30 inmuebles en proceso de identificación. 

Con ayuda del catálogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que por intervención de la Secretaria de Cultura, nos fue compartido en octubre de 2017, se identificaron 1603 inmuebles históricos de carácter religioso, dañados en 11 estados del País, estos son: Chiapas, Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Tlaxcala y Veracruz. 

Vale la pena destacar que la Secretaria General de CEM y la Dimensión de Bienes Culturales de la Iglesia (DIBEAS), trabajamos juntos para apoyar la reconstrucción de estos templos considerados Monumentos históricos. 

Este trabajo clasifica los inmuebles en históricos y no históricos, con el fin de identificar el área de competencia y el actuar de cada institución, a fin de que los esfuerzos y la solicitud de reconstrucción se realicen en forma ordenada, coordinada y apegada a la ley. Siempre entendiendo que los bienes que son monumentos, artísticos o históricos, propiedad de la Nación, y que están bajo el resguardo de la Iglesia, implican una responsabilidad compartida en la preservación de su integridad, y en su salvaguarda y restauración, en los términos previstos por las leyes.

Con la metodología de recolección antes mencionada fue posible identificar o conocer las repercusiones de los daños a los templos y zonas donde ocurrieron estos desastres: 

1. Daños a la herencia histórica del país, como por ejemplo las Rutas de Evangelización, signo visible del periodo de evangelización en México por las primeras Órdenes Mendicantes.  

2. Daños en la Pastoral de Turismo. Con los templos destruidos o dañados, peligran  la promoción, la historia, la cultura, las tradiciones y las prácticas religiosas de muchos sitios de gran afluencia turística, y por ende, modos de subsistencia de muchas poblaciones. 

3. Falta de servicios sacramentales. Los templos son lugares de donde salen los visitadores a enfermos, los misioneros que van a los barrios, se realiza la vida pastoral de los pueblos. En ellos se reúnen las  familias y por sobre todo se imparten los sacramentos. La impartición de estos últimos para las comunidades cristianas es de vital importancia.

4. Repercusiones a los usos y costumbres de una comunidad. La comunidad (católica o no) identifica en su cosmovisión al templo como un espacio sagrado y de grande arraigo, sobre todo en las diócesis con feligresía perteneciente a los pueblos originarios. 

5. Pérdida de espacio común.  En muchos sitios, el templo es el único lugar físico de encuentro disponible para lograr la armonía y la convivencia, el templo y sus anexos fungen como centro comunitario, dispensario médico, aulas de clase, área de recreación, entre otros. 

En conclusión, este informe – catálogo representa un primer acercamiento a la realidad del estado de los templos católicos dañados. Además una de las mayores aportaciones de realizar este inventario, es servir de herramienta para establecer el diálogo con distintos órganos de gobierno, con empresas, universidades, y otros organismos sociales y eclesiales, nacionales e internacionales, todo en favor de la reconstrucción de estos inmuebles, de las casas, del tejido social; y la recuperación de los medios de vida de muchas poblaciones. 

Con las mesas de diálogo interdisciplinario e interinstitucional, la CEM, las Comisiones Episcopales de Pastoral involucradas y los obispos afectados, se ha logrado avanzar en el camino de la reconstrucción, que todavía tardará muchos años. Muestra de ello, es la mesa que se ha establecido entre la CEM-DIBEAS, la Secretaria de Cultura y el INAH, para evaluar los objetivos, alcances y responsabilidades de cada uno, y concretar, así acciones que verdaderamente beneficien a los hermanos más afectados.

Muchas gracias.

+ Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

Obispo Auxiliar de Monterrey y

Secretario General de la CEM.

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